Viajar a Sídney
Construida en el extremo sudeste de Oceanía, la cosmopolita capital de Nueva Gales es una mezcla del viejo y el nuevo mundo, de sencilla nobleza y cultura sofisticada.
Los primeros que vieron este profundo puerto natural de naturaleza exuberante en las costas del Pacífico, a finales del siglo XVIII, fueron colonos del Imperio Británico tras errar largos meses por los mares. El primer asentamiento fue construido en Rocks, que hoy es la zona de moda del puerto, un laberinto de callejas empedradas de ambiente bohemio. En las décadas que siguieron, la ciudad se fue extendiendo poco a poco por las que habían sido desérticas e inmensas extensiones del quinto continente, con nombres ingleses en sus calles y barrios, en recuerdo de su lejana madre patria.
Suba a la Torre de Sídney para contemplar desde su mirador, a una altura de 260 metros, los bosques de rascacielos que brotan hoy en el corazón de la ultramoderna metrópoli junto a edificios de arquitectura colonial. Tome el tren de superficie Monorail, que atraviesa las calles sobre un solo rail, como una atracción de feria.
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