Viajar a Venecia
Una laguna en la parte superior del Adriático con 117 islotes. Los islotes están comunicados entre sí mediante 410 puentes. El mar está «sembrado» de palacios de mármol de insuperable riqueza. Las góndolas viajan todos los días por sus aguas. Lo que parece una imagen fantástica, se hace realidad tan pronto como se aterriza en Venecia.
El concepto del cuento de hadas no teme rivalizar con el paisaje veneciano, por lo que la reputación de la ciudad es atemporal, inmutable y universal. La capital de la región del Véneto, una gran potencia naval durante la Edad Media y el Renacimiento, así como importante centro comercial hasta el siglo XVII, es una rara atracción natural y arquitectónica, que constituye una ciudad flotante con un encanto inigualable y seductor.
Cincuenta palacios de magistral arquitectura renacentista, protagonizada por el Palazzo Ducale, forman una maravilla visual. Los descubrirá a través de las vías fluviales y también por las calles junto con las seis imponentes iglesias sobre las aguas saladas. La Basílica de San Marcos, la iglesia dorada, con su plaza homónima, robará muchas horas de observación del tiempo del visitante, que ciertamente tiene mucho que hacer en Venecia.
El incesante movimiento turístico por la ciudad puede que no haya dejado muchos barrios intactos por las multitudes, pero vale la pena visitar los distritos «tranquilos» de Dorsoduro y La Giudecca.
Los artistas encontrarán un paraíso en Venecia, ya que el auge económico de la ciudad trajo enormes tesoros a los canales venecianos y llevó al florecimiento de los movimientos artísticos. De ellos son herederos la Biennale, el Festival Internacional de Cine de Venecia y, por supuesto, el Carnaval.
Venecia también es un paraíso para los amantes de la gastronomía: los fondos marinos venecianos y la acuicultura alimentan la cocina de la ciudad con pescado y marisco de calidad.
En Venecia todo comienza y termina en el agua, que solo se puede recorriendo en barca sus canales.
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