Volar se considera la mejor forma de viajar porque combina velocidad, comodidad y seguridad. No obstante, existen ciertas circunstancias especiales relacionadas con los vuelos que pueden ocasionar algunas sensaciones de incomodidad, especialmente durante los vuelos largos. Los siguientes consejos le permitirán disfrutar de su vuelo y llegar a su destino sintiéndose relajado, descansado y seguro.
Los cambios de presión en la cabina pueden ocasionar incomodidad en los oídos, especialmente durante el aterrizaje. Si siente esta incomodidad en sus oídos puede probar a tragar de forma repetida, mascar chicle o simular bostezos. También puede taparse la nariz (manteniendo también la boca cerrada) y expulsar aire como si estuviera exhalando por la nariz.
Todo lo anterior contribuye a desbloquear las trompas de eustaquio y equilibrar la presión existente en el interior del oído con la presión del exterior. Si está resfriado, recuerde que es conveniente emplear un spray nasal 20 minutos antes de aterrizar.
Si viaja con niños pequeños le aconsejamos que les dé algo de comer durante el aterrizaje, para que puedan masticar y tragar repetidamente, ayudándoles así a compensar la presión.
La humedad es normalmente baja en el interior de la cabina del avión. Esto puede ocasionar una sensación de sequedad en los ojos, la nariz y la garganta. Para evitar dichos síntomas durante el vuelo, puede:
Puede sentir malestar y mareos causados por el movimiento cuando no existe visión simultánea del horizonte o un punto de referencia estable. Los mareos principalmente ocurren debido a la discordancia entre los estímulos visuales y el sentido de equilibrio corporal; sus principales síntomas son el vértigo, náuseas y debilidad.
Aunque los aviones se consideran el medio de transporte más seguro, puede tener miedo a volar y sentirse angustiado durante un vuelo.
El miedo a volar puede ser una fobia distinta en sí misma, o puede ser una combinación indirecta de una o más fobias relacionadas con volar, tales como claustrofobia (miedo a los espacios cerrados) o acrofobia (miedo a las alturas). En cualquier caso, los síntomas más habituales son sudor, ritmo cardiaco acelerado, respiraciones cortas; sensación de náuseas, pérdida de apetito.
No está permitido fumar en ninguno de nuestros vuelos. Puede, no obstante, reducir la sensación de falta de nicotina y la ansiedad utilizando parches o mascando chicles especiales.
