Viajar a Bolonia
Italia cuenta con muchas pequeñas maravillas. Bolonia es una de ellas.
En el fértil valle del Po se acoge una ciudad privilegiada, que puede que no esté incluida en la lista de las visitas más famosas del país, pero que ofrece el aroma de la auténtica Italia.
Teñida por el apasionado color de la terracota, con su laberíntica red de soportales (los conocidos pórticos) que la hacen única en el mundo, con altísimas torres medievales y palacios renacentistas, Bolonia es tiene un atractivo deslumbrante.
Cuna de la primera universidad del mundo, Bolonia se distingue como un foco de cultura, lo que queda marcado por su inquieta identidad política y su tradición ideológica de izquierdas.
Junto al alimento espiritual, Bolonia propone también el literal. La capital de la región de Emilia-Romagna es un paraíso gastronómico, tanto que la buena cocina se concibe como un modo de vida.
Así es como se justifican los tres seudónimos que distinguen históricamente a la ciudad: La Grassa (la gorda, en alusión a su pletórica cocina), La Rossa (la roja, en virtud de sus convicciones políticas y el color de sus tejados), La Dotta (la culta, a causa de su amor por el arte y el saber).
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